Curiosidad
Una amiga me contó cómo sufre el transtorno que le aqueja y que recinetemente destapó, porque ya lo había descubierto pero no nombrado.
omo muchos trastornos son silenciosos o ruidosos pero asimilables, no entran en el catálogo de aquello que te aqueja tanto que dejas de funcionar o como nunca funcionaste entonces no había parámetro para saberlo. Me contó explicitamente cómo debía revisar varias veces que traía el celular en la bolsa no como lo hago yo dos veces, si no que ella parea asegurarse debía revisar hasta el cansancio, así con las llaves, la cartera y es que su disfuncionalidad está en el proceso de la información. Un neurotípico revisa traer las llaves, las busca, encuentra, observa y queda el registro de que las lleva consigo por lo tanto puede sentirse seguro de traerlas. Pero ella no, ella puede observar las llaves y no concluir el proceso neuronal que le indica que ya las trae; así que lo repite hasta el cansancio mental.
Después de esta anécdota que estuvo en mimente recurrente por semanas me mantuve pendiente de mi propio proceso, de aquellas cosas que olvido y sobretodo cuánto me fatigo en repensar. Me di cuenta de que evito equivocarme y por tratar de controlar las situaciones y mi falta de habilidad para esto, termino extenuada. Así que me surgió la duda ¿será mejor vivir en el error? o creo que pense: ¿será un mejor lugar vivir equivocada? Pensando en que quizás vivir el error que trato de evitar sea menos hinóspito que como vivía hasta entonces, así que esa reflexión me llevó a otro pensamiento que también ya había estado cabilando: vivir con curiosidad.
Había decidido vivir con curiosidad el estar equivocada, porque seguramente no era tan severo como pensaba. Empezar a vivir con curiosidad me llevó por el sendero de mi proceso creativo.
Por décadas la limitante de escribir en muchos aspectos, la auto crítica, las palabras elegidas correctamente, la facultad que me otorga el derecho de hacerlo; todo conducía hacia la inactividad. Bloqueo creativo. Entonces ápliqué, a mi escritura, la curiosidad. Ahora escribo desde la genuina curiosidad de lo que va a suceder al final, sí llevo un proceso de tallereo, evito repensar , trato de reconocer las palabras que elijo como un procedimiento posterior a la escritura, descubro en cada texto lo que ha sido, miro hacia atrás y es un mejor lugar.
Por lo menos me permite continuar.
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